20 septiembre 2005

La Cueva

Tras una semana fuera de casa, vuelvo a este pequeño rincón de egocentrismo. Seguro que se me ha echado de menos (risas de fondo).

Sólo os voy a hablar de un lugar increible. Se trata de la Cova den Xoroi, en Cala en Porter (Menorca). Es una discoteca situada en una cueva sobre un acantilado. La música es la que se suele poner en estos sitios, pero lo realmente impactante es el lugar.

A medias al borde del acantilado, a medias dentro de la tierra, unas escaleras bajan hasta una cueva pasando por varias terrazas. También hay varias galerías laterales en las que apartarse de la pista si a uno le apetece.

Sobra decir que el amigo Carlos y yo pillamos un ciego de impresión, gracias a la sana costumbre de no beber que tiene José Luis ('el mejor conductor de MONDO'). Pues eso, que si vais a Menorca, no dejéis de visitar este lugar.



Saludos cósmicos.

01 septiembre 2005

Despertar

El niño estaba tumbado en su cama. Tardó en tomar conciencia de lo que le rodeaba. La mujer estaba sentada a su lado. Le llamó de nuevo, animándolo a levantarse. Lentamente, el niño se incorporó. No sabía qué tenía que hacer, ni quién era la mujer. Ésta le ayudo, guiándole al baño y lavándole la cara.

¿Quién era? ¿Dónde estaba? ¿Por qué no recordaba nada anterior a aquel momento? La angustia le invadía mientras las lágrimas amenazaban con asomar a su rostro. Pero la mujer le tranquilizó con su voz.Una vez vestido, tomó algo de comer. El televisor murmuraba las primeras noticias del día, que por supuesto no entendió.

Salieron a la calle y la mañana era fría. O eso le pareció, ya que no recordaba nada de su pasado, incluyendo el calor o el frío. Al llegar al final de la calle, torcieron a la izquierda, cruzando el parque. El otro extremo del parque estaba delimitado por otra calle. Tomaron ésta a la derecha, hasta que llegaron a un edificio, cuya planta baja estaba pintada de azul y adornada con dibujos de animales y árboles.

Había más niños, esperando junto a otras mujeres a que abrieran la puerta del edificio. Cuando la abrieron, los niños fueron pasando al interior. Le tocó el turno al niño que hoy nos ocupa, y dudó. La mujer le empujó ligeramente en la espalda para que siguiera a sus compañeros y le besó en la frente.

- Adiós, mamá - dijo el niño, y entró en la guardería.

Éstos son los recuerdos más lejanos que conservo. Saludos cósmicos.