01 septiembre 2005

Despertar

El niño estaba tumbado en su cama. Tardó en tomar conciencia de lo que le rodeaba. La mujer estaba sentada a su lado. Le llamó de nuevo, animándolo a levantarse. Lentamente, el niño se incorporó. No sabía qué tenía que hacer, ni quién era la mujer. Ésta le ayudo, guiándole al baño y lavándole la cara.

¿Quién era? ¿Dónde estaba? ¿Por qué no recordaba nada anterior a aquel momento? La angustia le invadía mientras las lágrimas amenazaban con asomar a su rostro. Pero la mujer le tranquilizó con su voz.Una vez vestido, tomó algo de comer. El televisor murmuraba las primeras noticias del día, que por supuesto no entendió.

Salieron a la calle y la mañana era fría. O eso le pareció, ya que no recordaba nada de su pasado, incluyendo el calor o el frío. Al llegar al final de la calle, torcieron a la izquierda, cruzando el parque. El otro extremo del parque estaba delimitado por otra calle. Tomaron ésta a la derecha, hasta que llegaron a un edificio, cuya planta baja estaba pintada de azul y adornada con dibujos de animales y árboles.

Había más niños, esperando junto a otras mujeres a que abrieran la puerta del edificio. Cuando la abrieron, los niños fueron pasando al interior. Le tocó el turno al niño que hoy nos ocupa, y dudó. La mujer le empujó ligeramente en la espalda para que siguiera a sus compañeros y le besó en la frente.

- Adiós, mamá - dijo el niño, y entró en la guardería.

Éstos son los recuerdos más lejanos que conservo. Saludos cósmicos.



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